Esperar la liebre junto al tocón
Fábulas chinas
En un campo grande y bonito, donde el sol brillaba con alegría, vivía un campesino. No se llamaba Juan ni Pedro, simplemente era "el campesino". Un día, mientras trabajaba la tierra, ¡zas!, un conejo muy veloz corría y corría, tan deprisa que no vio un viejo tronco de árbol que estaba en medio del campo. ¡PUM! El conejo se golpeó la cabeza contra el tronco y, ¡ay!, se quedó quietecito en el suelo.
El campesino se acercó con curiosidad. "¡Vaya, vaya!", pensó. "¡Qué suerte la mía! Hoy tendré una cena deliciosa sin haberla buscado". Y así fue, esa noche comió un rico estofado de conejo.
Al día siguiente, al campesino se le ocurrió una idea que él creía brillante. "Si ayer un conejo se chocó aquí", se dijo a sí mismo, "¡seguro que hoy otro conejo hará lo mismo! Ya no necesito trabajar tanto. Me sentaré aquí, junto al tronco, y esperaré a que llegue mi comida".
Así que el campesino dejó sus herramientas, se sentó cómodamente al lado del tronco y esperó. Esperó toda la mañana. Esperó toda la tarde. El sol se escondió y salió la luna, pero ningún otro conejo despistado apareció.
Pasó un día, pasaron dos, pasó una semana entera. El campesino seguía sentado junto al tronco, mirando fijamente, esperando y esperando. Los otros conejos del campo, que eran bastante listos, veían al hombre sentado y simplemente corrían por otro lado, esquivando el famoso tronco.
Mientras tanto, el campo del campesino se llenó de hierbas altas porque nadie lo cuidaba. Ya no había verduras creciendo ni granos para recoger. El campesino empezó a tener mucha hambre, porque claro, ningún otro conejo volvió a chocarse contra el tronco.
Los otros campesinos del pueblo, al pasar, lo veían allí sentado y movían la cabeza, pensando: "¡Qué ocurrencia! Esperar que la suerte llame a la puerta dos veces de la misma manera no es muy inteligente".
Y así, nuestro campesino aprendió que la buena suerte puede aparecer una vez, ¡pero no se puede vivir esperando que se repita sin hacer nada! Para tener comida y cosas buenas, hay que trabajar un poquito cada día.
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