El criado astuto
Cuentos de los Hermanos Grimm
En una casa no muy lejana de aquí, vivía un señor que tenía un criado muy, pero que muy ingenioso.
Un día, el señor sintió un hambre de lobo y llamó a su criado: '¡Muchacho! Hoy quiero para cenar dos pollos bien asaditos, dorados y crujientes. ¡Manos a la obra!'
El criado se fue a la cocina y puso los dos pollos a asar. ¡Qué aroma delicioso llenó el aire! Tan delicioso que al criado le empezaron a sonar las tripas como una orquesta. 'Mmm,' pensó, 'solo un pellizquito para ver si están en su punto'. Pero un pellizquito llevó a otro, y casi sin darse cuenta, ¡se había zampado un pollo entero! '¡Caramba!' se dijo. 'Bueno, al menos queda uno para el señor'.
Cuando el segundo pollo estuvo listo, dorado y perfecto, el criado lo puso en una bonita bandeja. Justo entonces, entró el señor en el comedor, frotándose las manos.
'¡Criado! ¿Están listos mis dos pollos?' preguntó con voz alegre.
El criado, mostrando la bandeja con un solo pollo, dijo con una sonrisa: '¡Aquí tiene uno, señor, perfecto y jugoso! El otro está terminando de dorarse en la cocina para que esté bien calentito cuando usted acabe con este'.
El señor se sentó a la mesa y tomó su gran cuchillo para empezar a cortar. 'Voy a afilar un poco más este cuchillo para que el corte sea perfecto', dijo.
Mientras el señor afilaba con esmero su cuchillo, el criado vio su oportunidad. Corrió hacia la ventana que daba al jardín y gritó con todas sus fuerzas: '¡Señor, señor! ¡Rápido, venga a ver! ¡El otro pollo ha cobrado vida y se está escapando por el huerto!'
El señor, muy sorprendido, soltó el cuchillo y corrió hacia la ventana. '¿Qué dices? ¡Imposible! ¿Un pollo escapista?' Y se asomó, buscando con la mirada por todo el jardín.
En cuanto el señor se distrajo, el criado, más veloz que un lince, agarró el pollo que estaba en la mesa y ¡zas!, se lo comió en un santiamén, sin dejar ni rastro.
Cuando el señor volvió del vano intento de ver al pollo fugitivo, miró la mesa. 'No vi ningún pollo por el huerto... ¡Pero bueno! ¿Y el pollo que estaba aquí, en mi plato?' preguntó, extrañado.
El criado puso cara de circunstancias y respondió: '¡Ay, señor, qué mala pata! Parece que mientras usted buscaba al pollo que se escapaba, este de aquí se sintió solito y decidió irse a buscarlo. ¡Deben haberse ido juntos! Pero no se ponga triste, al menos pudo ver lo bonito que era uno y oler lo bien que estaban los dos, ¿verdad?'
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