Escondido no significa olvidado
Cuentos de Andersen
En un gallinero muy animado, donde el sol de la mañana pintaba de dorado las plumas, vivía una gallinita blanca y muy contenta. Un día, mientras se arreglaba un poco, se le cayó una plumita, ¡una sola y pequeñita!
La gallinita se rio y dijo para sus adentros: —¡Vaya! Cuantas más plumas se me caen, ¡más guapa me pongo! —Lo dijo en broma, claro está.
Pero justo al lado, otra gallina, un poco curiosa, la escuchó a medias. —¿Qué dice? ¿Que se arranca las plumas para estar más guapa? ¡Seguro que es para impresionar al gallo del corral vecino! —pensó.
Y sin tardar, corrió a contárselo a su amiga: —¡Oye! ¡La gallinita blanca se está quitando las plumas para gustarle al gallo elegante!
La amiga se quedó con el pico abierto y fue a contárselo a otra: —¡No te lo vas a creer! ¡Dicen que una gallina se arrancó TANTAS plumas por un gallo que casi se queda sin ninguna!
La historia siguió viajando de pico en pico, y cada vez se hacía más grande. Al poco rato, ya no era una gallina, ¡sino cinco! Y no es que se quitaran algunas plumas, ¡sino que se las habían arrancado todas y se habían muerto de pena y amor por el gallo!
La noticia llegó hasta el palomar, donde un búho muy serio, que se creía muy listo y le gustaba contar las "últimas noticias", escuchó la terrible historia. —¡Qué tragedia! —dijo el búho con voz grave—. ¡Cinco gallinas sacrificaron su belleza y su vida por un gallo! ¡Esto debe saberse! —Y voló por todas partes contando la triste y exagerada historia.
Finalmente, el cuento, ya convertido en un drama enorme, llegó de nuevo al gallinero original, y se lo contaron a la mismísima gallinita blanca.
—¡Qué barbaridad! —exclamó ella, sin tener ni idea de que hablaban de su plumita—. ¿Cinco gallinas? ¿Arrancarse todas las plumas por un gallo? ¡Qué tontería más grande! ¡Hay que ver las cosas que se inventa la gente!
Y la gallinita blanca sacudió sus plumas, sin saber que la historia había empezado con una sola de ellas, una plumita que, aunque escondida de la verdad, no había sido olvidada, ¡sino transformada en un cuento enorme!
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