• La boda de Doña Zorra

    Cuentos de los Hermanos Grimm
    Déjenme contarles sobre un zorro viejo muy listo, y un poquito gruñón, que se llamaba Señor Zorro. Tenía una esposa muy guapa, la Señora Zorra, con un pelaje rojo brillante. Pero el Señor Zorro era un poco desconfiado y quería saber si su esposa lo quería de verdad.

    Un día, se le ocurrió una idea un poco extraña. Decidió hacerse el muerto. Se estiró en su cama, cerró los ojos muy fuerte y ¡pum! Se quedó quieto como una estatua, sin moverse ni un poquito.

    La Señora Zorra lo vio y se puso muy triste (¡o eso parecía!). Se encerró en su habitación y le dijo a su criada, una gata muy astuta llamada Minina: "¡Ay, Minina! ¡Mi pobre esposo ya no está! Cierra bien todas las puertas".

    Pero la noticia corrió rápido por el bosque: "¡El viejo Señor Zorro ha fallecido!". Y pronto, empezaron a llamar a la puerta zorros solteros que querían casarse con la viuda Señora Zorra.

    Toc, toc.
    "¿Quién es?", preguntó Minina desde dentro.
    "Soy un zorro joven y apuesto, ¿está la Señora Zorra?", dijo una voz.
    La Señora Zorra le susurró a Minina: "Pregúntale cuántas colas tiene".
    Minina preguntó: "¿Y cuántas colas tienes tú?".
    "Solo una", respondió el zorro.
    "¡Entonces no puedes entrar!", dijo Minina. "La Señora Zorra solo se casará con un zorro que tenga nueve colas". Y cerró la puerta.

    Llegó otro zorro. Toc, toc.
    "¿Quién es?", preguntó Minina.
    "Soy un zorro fuerte y valiente", dijo otra voz.
    "¿Y cuántas colas tienes?", volvió a preguntar Minina.
    "Pues... una. ¡Pero es muy frondosa!", dijo el zorro.
    "¡Lo siento! Necesitas nueve colas. ¡Adiós!", y Minina cerró de nuevo.

    Así pasaron varios zorros, todos con una sola cola, y todos fueron rechazados.

    Finalmente, llegó un zorro joven, muy elegante y con una mirada chispeante. Toc, toc.
    "¿Quién es?", preguntó Minina, ya un poco cansada.
    "Soy un zorro que viene a ver a la bella Señora Zorra", dijo la voz.
    "Está bien, está bien... ¿pero cuántas colas tienes?", preguntó Minina.
    "¡Tengo nueve!", respondió el zorro con orgullo.
    "¡¿Nueve?!", exclamó Minina. Corrió a avisar a su señora. "¡Señora Zorra, señora Zorra! ¡Hay un zorro en la puerta con nueve colas!".

    La Señora Zorra se arregló rápidamente y salió. Vio al joven zorro moviendo sus nueve colas y sonrió muy contenta. "¡Tú eres el indicado!", dijo. "¡Minina, prepara todo para la boda!".

    Empezaron los preparativos para una gran fiesta. Había comida deliciosa, música alegre y todos los amigos estaban invitados. El joven zorro de nueve colas y la Señora Zorra estaban a punto de casarse.

    Pero justo en ese momento... ¡CRASH! El viejo Señor Zorro saltó de la cama donde se hacía el muerto. ¡Estaba vivito y coleando, y muy enfadado!
    "¡Ajá!", gritó. "¡Así que celebrando una boda sin mí! ¡Fuera de mi casa, intrusos!".

    La Señora Zorra, el joven zorro y la gata Minina se llevaron un buen susto, pero reaccionaron rápido. Agarraron escobas y lo que encontraron y empezaron a perseguir al viejo Señor Zorro por toda la casa.
    "¡Fuera de aquí, zorro mentiroso!", gritaban.

    Y tanto lo persiguieron, que el viejo Señor Zorro tuvo que salir corriendo de la casa y esconderse en el bosque.

    Entonces, la Señora Zorra y el joven zorro de las nueve colas pudieron celebrar su boda tranquilamente. Tuvieron una fiesta maravillosa y vivieron muy felices en su madriguera.

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