• El cazador miedoso

    Fábulas de Esopo
    En un bosque donde los árboles susurraban secretos y los pájaros cantaban melodías, vivía un cazador que siempre hablaba de lo valiente que era. "¡No hay animal que me asuste!", decía a quien quisiera oírle. "¡Si viera un león, lo enfrentaría sin pestañear!"

    Un día, mientras caminaba por el bosque con su arco y flechas, se encontró con un leñador que cortaba un árbol grande. El cazador, inflando el pecho, le preguntó:
    "Buen hombre, ¿has visto por casualidad las huellas de un león por aquí? Estoy buscando uno para demostrar mi coraje."

    El leñador dejó su hacha y miró al cazador con una sonrisita.
    "¿Huellas de león, dices? ¡Claro que sí! De hecho, si me sigues, te puedo llevar directamente hasta el león. Lo vi hace un momento descansando detrás de esas rocas."

    Al oír esto, la cara del cazador cambió de color. Se puso pálido como un fantasma y sus rodillas empezaron a temblar como gelatina.
    "¡Oh, no, no, muchas gracias!", tartamudeó el cazador. "Yo... yo solo estaba interesado en las huellas, ¿sabes? Para estudiarlas. Sí, solo las huellas. El león en persona... ¡no es necesario!"

    Y antes de que el leñador pudiera decir algo más, el cazador dio media vuelta y echó a correr tan rápido que parecía que el mismísimo león lo perseguía.

    El leñador se quedó allí, moviendo la cabeza y sonriendo. Pensó para sus adentros que hablar con valentía es fácil, pero ser valiente de verdad es otra historia muy diferente.

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