• Lo que cuentan los niños

    Cuentos de Andersen
    En una casa muy elegante, donde los candelabros brillaban como estrellas, había una fiesta para niños. Los pequeños corrían y jugaban, pero pronto, algunos empezaron a charlar sobre cosas de mayores, ¡cosas que habían oído a sus papás!

    Una niñita, muy bien vestida, con lazos de seda en el pelo, dijo con orgullo:
    —Mi papá es un Consejero del Rey. ¡Eso significa que es "nacido"! —Y levantó la nariz un poquito, como si ser "nacido" fuera lo más importante del mundo. Ella pensaba que solo la gente "nacida" de familias importantes valía de verdad.

    Otro niño, con un traje nuevo y reluciente, no estuvo de acuerdo.
    —¡Pues mi papá tiene muchísimo dinero! —exclamó—. Puede comprar casi todo. ¡Eso sí que es ser importante! —Y sacó pecho, pensando en todas las monedas de oro de su papá.

    La niña "nacida" frunció el ceño.
    —Pero si no eres "nacido", no importa cuánto dinero tengas. Mi papá tiene una estrella en el pecho que le dio el Rey.
    El niño rico respondió:
    —¡Pero mi papá puede comprar cien estrellas si quiere!

    Así siguieron discutiendo un ratito, cada uno pensando que su papá era el mejor y el más importante.

    En un rincón, había otra niñita. No llevaba vestidos tan lujosos ni hablaba de dinero o títulos. Había estado callada, escuchando con atención. De repente, dijo con una vocecita clara pero firme:
    —Mi papá también es importante.

    Los otros dos la miraron con sorpresa. No la habían notado mucho antes.
    —¿Ah, sí? ¿Y qué hace tu papá? —preguntó la niña "nacida", con un poco de curiosidad.

    —Mi papá escribe en el periódico —dijo la niñita—. Y él puede escribir sobre tu papá Consejero y sobre tu papá rico. Puede contarle a todo el mundo lo que hacen y dicen. ¡Y puede hacer que la gente se ría de ustedes si quiere, o que los admiren!

    Los otros dos niños se quedaron callados. Abrieron mucho los ojos. Nunca habían pensado en eso. De repente, ser "nacido" o tener mucho dinero no parecía tan grandioso si alguien podía escribir sobre ti en el periódico para que todos lo leyeran y se formaran una opinión.

    Y así, la niñita del periódico les enseñó, sin querer, que hay muchas formas diferentes de ser importante en el mundo, y que las palabras también tienen mucho poder.

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