• Freyja y su collar Brísingamen

    Mitología nórdica
    En Asgard, el hogar de los dioses y diosas, vivía Freya, una diosa a la que le encantaban las cosas bonitas y brillantes. Tenía el pelo dorado como el sol y ojos azules como el cielo de verano.

    Un día, mientras Freya exploraba unas cuevas secretas bajo las montañas, escuchó unos ruiditos: ¡clink, clank, toc, toc! Se asomó con cuidado y vio a cuatro enanitos muy trabajadores. Eran Alfrigg, Dvalin, Berling y Grer, los mejores artesanos del mundo. Estaban fabricando el collar más deslumbrante que Freya jamás había imaginado. Brillaba con mil luces, como si tuviera estrellas atrapadas dentro. Se llamaba Brisingamen.

    "¡Oh, qué maravilla!" exclamó Freya, con los ojos como platos. "¡Es el collar más hermoso que he visto! ¿Cuánto queréis por él?"

    Los enanitos se miraron y sonrieron. No querían oro ni plata. "Este collar es muy especial, Freya," dijo Alfrigg. "Para conseguirlo," continuó Dvalin, "tendrás que darnos a cada uno un abrazo muy fuerte y una canción que nos alegre el corazón." Berling y Grer asintieron, contentos con la idea.

    Freya, que tenía una voz dulce como la miel y daba los abrazos más cálidos, aceptó encantada. Abrazó a cada enanito con mucho cariño y les cantó cuatro canciones preciosas, cada una más alegre que la anterior. Los enanitos estaban tan felices que sus barbas temblaban de emoción. Con una gran sonrisa, le entregaron el Brisingamen.

    Freya se puso el collar y se sintió aún más radiante. ¡Era tan feliz! Lo lucía por todo Asgard, y todos admiraban su belleza.

    Pero Loki, el dios de las travesuras, que siempre estaba buscando cómo enredar las cosas, vio el collar y sintió un poquito de envidia. "Mmm, ese collar es demasiado bonito," pensó con una sonrisa astuta. "Sería divertido quitárselo un rato."

    Una noche, mientras Freya dormía plácidamente, Loki se transformó en una mosca diminuta, ¡tan pequeña que casi no se veía! Voló sigilosamente hasta la habitación de Freya, se posó en el collar y, con mucho cuidado y maña de mosca, logró desabrocharlo. ¡Zas! Salió volando con el Brisingamen.

    A la mañana siguiente, Freya se despertó y lo primero que hizo fue tocarse el cuello. ¡Oh, no! ¡Su precioso collar no estaba! Buscó por todas partes, debajo de la almohada, entre las sábanas, ¡pero el Brisingamen había desaparecido! Freya se puso muy, muy triste. Sus ojos azules se llenaron de lágrimas.

    Heimdall, el guardián de Asgard, que tiene una vista de águila y un oído finísimo, vio la tristeza de Freya. También había visto a Loki escabullirse con algo brillante. "¡No te preocupes, Freya!" dijo Heimdall con su voz potente. "¡Yo sé quién tiene tu collar y lo recuperaré!"

    Heimdall fue en busca de Loki y lo encontró cerca del mar, admirando el brillo del Brisingamen. "¡Loki! ¡Devuélvele el collar a Freya!" gritó Heimdall.

    Loki, al verse descubierto, se asustó un poco y, para escapar, ¡se transformó en una foca y se lanzó al agua! Pero Heimdall era muy listo y ¡puf! también se transformó en una foca, ¡una foca grande y fuerte!

    Las dos focas empezaron una persecución muy acuática. Nadaron, saltaron sobre las olas, se sumergieron y hasta hicieron algunas piruetas. Fue una pelea de focas muy chapoteante. Finalmente, Heimdall, que era más ágil en el agua, logró arrinconar a Loki-foca y quitarle el collar.

    Heimdall regresó a Asgard y, con una sonrisa, le devolvió el Brisingamen a Freya.

    "¡Oh, Heimdall, muchísimas gracias!" exclamó Freya, abrazando su collar con alegría. "¡Eres el mejor guardián de todos!"

    Freya volvió a lucir su hermoso collar, y esta vez lo cuidó con mucho más esmero. Y Loki, bueno, Loki aprendió que sus travesuras a veces podían meterle en problemas muy resbaladizos, ¡especialmente si Heimdall estaba cerca!

    1413 Vistas