• Las Creaciones y Tesoros de los Enanos

    Mitología nórdica
    En el brillante reino de Asgard, hogar de los dioses nórdicos, vivía Loki, un dios al que le encantaban las bromas, ¡a veces demasiado!

    Un día, Loki vio a Sif, la esposa de Thor, el dios del trueno. Sif tenía un cabello dorado y larguísimo, ¡brillaba como el sol! Y Loki pensó: "Sería divertido jugarle una pequeña broma". Así que, mientras Sif dormía una siesta tranquilamente, ¡zas! Loki, con unas tijeras mágicas, le cortó todo su hermoso cabello. ¡La pobre Sif se despertó calva!

    Cuando Thor vio a Sif llorando sin su melena dorada, se puso ¡ROJO de furia! Sus truenos retumbaron por todo Asgard. "¡LOKI!", gritó con una voz que hizo temblar las montañas. Loki, que aunque era travieso también era un poco miedoso cuando Thor se enfadaba así, prometió arreglarlo enseguida.

    Loki bajó rápidamente al mundo subterráneo de los Svartálfar, los enanos, que eran los mejores artesanos del universo. Les pidió a unos enanos muy listos, conocidos como los Hijos de Ivaldi, que hicieran un cabello de oro puro para Sif. Los enanos, con sus martillos y yunques, se pusieron a trabajar. No solo hicieron un cabello dorado y mágico que crecería solo en la cabeza de Sif, sino que también crearon dos regalos más: un barco increíble llamado Skidbladnir, que siempre tenía viento favorable y podía doblarse hasta caber en un bolsillo, y una lanza poderosa llamada Gungnir, que nunca fallaba su blanco.

    Loki estaba muy contento con estos tesoros. Tan contento que se puso un poco presumido. Fue a ver a otros dos hermanos enanos, Brokkr y su hermano Sindri, que también eran famosos por su habilidad.
    "¡Miren estos tesoros!", dijo Loki. "Son los mejores que existen. Apuesto mi cabeza a que ustedes no pueden hacer tres tesoros igual de maravillosos".
    Brokkr, que era muy trabajador y un poco orgulloso, aceptó el desafío. "¡Trato hecho, Loki! Si nuestros tesoros no son mejores, te quedas con tu cabeza. Pero si ganamos, ¡tu cabeza será nuestra!"

    Sindri se puso a trabajar en la forja, mientras Brokkr se encargaba del fuelle para mantener el fuego bien vivo. "¡No te detengas, Brokkr, pase lo que pase!", le advirtió Sindri.
    Loki, que no quería perder su cabeza, se transformó en una mosca muy, muy molesta para distraer a Brokkr.
    Para el primer tesoro, Sindri puso oro en la fragua. La mosca-Loki picó a Brokkr en la mano. ¡Ay! Dolió, pero Brokkr siguió soplando el fuelle sin parar. De la fragua salió un jabalí de oro brillante, con cerdas que iluminaban la oscuridad, llamado Gullinbursti.

    Para el segundo tesoro, Sindri puso más oro. La mosca-Loki, más fastidiosa aún, picó a Brokkr en el cuello. ¡Auch! ¡Qué picotazo! Pero Brokkr apretó los dientes y siguió soplando. Y así crearon un anillo de oro mágico, Draupnir, del que cada nueve noches goteaban otros ocho anillos de oro idénticos.

    Para el tercer y último tesoro, Sindri puso un gran trozo de hierro en el fuego. Esta vez, la mosca-Loki fue muy mala y picó a Brokkr en el párpado, ¡justo en el ojo! La sangre empezó a caer y Brokkr no podía ver bien. Por un segundo, casi suelta el fuelle, pero se aguantó y siguió trabajando lo mejor que pudo. De la fragua salió Mjölnir, un martillo de guerra poderosísimo. Sin embargo, por culpa de la picadura de la mosca, el mango del martillo quedó un poquito más corto de lo que debía.

    Llegó el día de mostrar los tesoros a los dioses Odín (el padre de todos), Thor y Freyr, que harían de jueces.
    Loki presentó orgulloso los regalos de los Hijos de Ivaldi: el cabello de oro para Sif (¡Thor sonrió al ver a Sif feliz de nuevo!), el barco Skidbladnir para Freyr, y la lanza Gungnir para Odín. ¡Todos los dioses estaban impresionados!
    Luego, Brokkr, todavía con el ojo un poco hinchado, mostró sus creaciones. Le dio el jabalí Gullinbursti a Freyr, que podía correr por el aire y el mar. Le dio el anillo Draupnir a Odín. Y finalmente, le entregó el martillo Mjölnir a Thor.
    Thor tomó el martillo. Aunque el mango era corto, sintió su increíble poder. ¡Podía lanzar rayos y siempre volvía a su mano! "¡Este es el mejor tesoro de todos!", exclamó Thor.
    Los otros dioses estuvieron de acuerdo. Los tesoros de Brokkr y Sindri eran los más valiosos, ¡especialmente el martillo Mjölnir!

    Brokkr había ganado la apuesta. "Tu cabeza, Loki", dijo el enano.
    Pero Loki, astuto como siempre, sonrió y dijo: "Te aposté mi cabeza, ¡pero no mi cuello! No puedes cortarme la cabeza sin dañar mi cuello, y eso no estaba en la apuesta".
    Brokkr se enfadó mucho, ¡Loki siempre intentaba salirse con la suya! Pero como no podía cortarle la cabeza, decidió darle una lección. Tomó una aguja e hilo especial y le cosió los labios a Loki para que no pudiera decir más mentiras ni hacer más apuestas tramposas por un buen tiempo.

    Después de un tiempo, Loki logró quitarse los hilos, pero aprendió (al menos por un rato) que las travesuras y las apuestas arriesgadas pueden traer grandes problemas. Y gracias a todo este lío, Thor consiguió su famoso martillo, Mjölnir, y los dioses obtuvieron otros tesoros maravillosos, ¡todo gracias a una broma de Loki y la increíble habilidad de los enanos!

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