• Los Nueve Mundos

    Mitología nórdica
    ¿Alguna vez te has preguntado cómo empezó todo, todo, todo? Pues bien, al principio de los principios, no había ni sol, ni luna, ni estrellas. Solo existía un espacio enorme y vacío llamado Ginnungagap.

    A un lado de este vacío, ¡fuego que chisporroteaba! Era Muspelheim, la tierra del fuego ardiente, donde vivían los gigantes de fuego. Al otro lado, ¡hielo que crujía! Era Niflheim, el reino del frío, la niebla y el hielo eterno.

    Un día, el calor de Muspelheim se encontró con el frío de Niflheim justo en medio de Ginnungagap. ¡Puf! De ese encuentro nació Ymir, el primer gigante, ¡enorme como una montaña! Y también apareció una vaca gigante llamada Audhumla. Mmmmuuuu, hacía la vaca, y de sus ubres salían cuatro ríos de leche que alimentaban a Ymir.

    Audhumla, mientras tanto, para no aburrirse, se puso a lamer unos bloques de hielo salado que había por allí. ¡Lam, lam, lam! Y de tanto lamer, ¡sorpresa! Del hielo apareció Buri, el primer ser divino. Buri tuvo un hijo llamado Bor, y Bor tuvo tres hijos muy valientes y listos: Odín, Vili y Ve.

    Estos tres hermanos, Odín, Vili y Ve, vieron que Ymir, el gigante, se estaba volviendo un poco demasiado grande y gruñón. Así que, después de pensarlo mucho, decidieron que era hora de un cambio. Lucharon contra Ymir y, aunque fue una batalla tremenda, ¡lo vencieron!

    Pero no desperdiciaron nada del gigante. ¡Qué listos! Con el cuerpo de Ymir, crearon el mundo que conocemos.
    Su carne se convirtió en la tierra firme.
    Su sangre formó los océanos, los lagos y los ríos.
    Sus huesos se transformaron en las montañas altas y fuertes.
    Sus dientes y pequeños huesos rotos se convirtieron en las piedras y las rocas.
    ¡Y su enorme cráneo lo usaron para hacer el cielo! Para que el cielo no se cayera, pusieron a cuatro enanos muy fuertes, llamados Nordri, Sudri, Austri y Vestri (Norte, Sur, Este y Oeste), uno en cada esquina para sujetarlo.
    Las chispas brillantes de Muspelheim las lanzaron al cielo, y así se crearon el sol, la luna y todas las estrellas que parpadean por la noche.
    Y con las cejas de Ymir, construyeron una gran muralla alrededor de la parte central del mundo para protegerla.

    Así, poco a poco, se formaron los Nueve Mundos, cada uno diferente y especial. Todos estos mundos estaban conectados por un árbol gigante y mágico llamado Yggdrasil, el Fresno del Mundo. Sus raíces llegaban a varios mundos y sus ramas se extendían por encima de todos ellos.

    1. **Asgard**: En lo más alto, entre las ramas de Yggdrasil, estaba Asgard, el hogar de los dioses Aesir, como Odín, el más sabio de todos, y Thor, el dios del trueno con su poderoso martillo. Un puente de arcoíris muy brillante, llamado Bifrost, conectaba Asgard con el mundo de los humanos.

    2. **Midgard**: Este era el mundo de los humanos, ¡como tú y yo! Estaba justo en el medio, rodeado por la muralla hecha con las cejas de Ymir para protegerlo de los gigantes.

    3. **Jotunheim**: Más allá de Midgard estaba Jotunheim, la tierra de los gigantes (los Jotnar), descendientes de Ymir. A veces eran amigos de los dioses, y otras veces... no tanto.

    4. **Vanaheim**: Era el hogar de los Vanir, otro grupo de dioses sabios y pacíficos, expertos en magia y naturaleza, como Frey y Freya.

    5. **Alfheim**: Un lugar luminoso y hermoso, hogar de los elfos de la luz, seres amables y brillantes.

    6. **Svartalfheim (o Nidavellir)**: Bajo tierra, en cuevas oscuras, vivían los enanos y los elfos oscuros. Eran artesanos increíbles, capaces de forjar metales y crear objetos mágicos maravillosos.

    7. **Muspelheim**: Seguía siendo la tierra del fuego eterno, gobernada por el gigante de fuego Surt y su espada llameante.

    8. **Niflheim**: El mundo primordial de hielo y niebla, frío y oscuro.

    9. **Helheim**: Un reino sombrío y frío, gobernado por la diosa Hel. Era el lugar al que iban las almas de aquellos que no morían en batalla de forma heroica.

    El gran árbol Yggdrasil mantenía unidos a todos estos mundos. En sus raíces vivía un dragón llamado Nidhogg, que a veces las mordisqueaba. En la copa más alta vivía un águila sabia, y una ardilla muy rápida llamada Ratatosk corría arriba y abajo por el tronco, llevando mensajes y chismes entre el águila y el dragón.

    Y así, los Nueve Mundos existían, llenos de magia, criaturas asombrosas, dioses valientes, gigantes gruñones y muchas aventuras por descubrir. Cada mundo con sus propias historias, ¡y todos conectados por el gran fresno Yggdrasil!

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