• Susanoo mata a Yamata no Orochi

    Mitología japonesa
    Hace mucho, mucho tiempo, en las verdes tierras de Japón, vivía un dios un poco travieso pero muy valiente llamado Susanoo. Un día, después de una pequeña discusión en el cielo, Susanoo bajó a la Tierra y llegó a un lugar llamado Izumo.

    Allí, cerca de un río, encontró a una pareja de ancianos y a su joven hija llorando desconsoladamente. Susanoo, que tenía un corazón noble a pesar de sus travesuras, se acercó y les preguntó: "¿Por qué lloran tanto, buenos señores?".

    El anciano, con la voz temblorosa, le contó: "Oh, valiente dios, cada año un monstruo terrible, una serpiente gigante de ocho cabezas y ocho colas llamada Yamata no Orochi, viene a nuestra aldea. ¡Y cada año debemos darle una de nuestras hijas para que no destruya todo! Ya se ha llevado a siete de mis hijas, y ahora solo nos queda nuestra pequeña Kushinada".

    Susanoo miró a la joven Kushinada, que temblaba de miedo, y sintió una gran compasión. "¡No teman más!", exclamó con decisión. "Yo me enfrentaré a ese monstruo. Pero, si lo venzo, ¿me permitirán casarme con su hija Kushinada?".

    Los ancianos, llenos de esperanza, aceptaron de inmediato.

    Entonces, Susanoo les explicó su astuto plan. "Preparen ocho grandes tinas llenas de sake, un vino de arroz muy, muy fuerte. Luego, construyan una cerca alta con ocho puertas, y coloquen una tina de sake delante de cada puerta".

    Mientras los aldeanos trabajaban, Susanoo, para proteger a Kushinada, usó su magia y la transformó en un pequeño y hermoso peine, que guardó con cuidado en su cabello.

    Pronto, el suelo comenzó a temblar. ¡RUUUUMBLE! Un rugido espantoso anunció la llegada de Yamata no Orochi. La serpiente era enorme, con ocho cabezas que se movían buscando a su presa, y sus ojos brillaban como carbones encendidos.

    Cuando el monstruo vio las ocho tinas, sus ocho narices olfatearon el delicioso aroma del sake. "¡Mmmm, qué bien huele!", pensaron sus ocho cabezas. Sin dudarlo, cada cabeza metió el hocico en una tina y empezó a beber: ¡glup, glup, glup!

    El sake era tan fuerte que, en poco tiempo, las ocho cabezas de Yamata no Orochi comenzaron a sentirse mareadas. Se balanceaban de un lado a otro, sus ojos se cerraban y, finalmente, ¡PLOF! El gigantesco monstruo cayó al suelo, roncando tan fuerte que hacía temblar las montañas. ¡Zzzzzzz!

    "¡Ahora es mi momento!", pensó Susanoo. Sacó su poderosa espada y, con gran valentía, ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS!, fue cortando una por una cada una de las ocho cabezas y luego las ocho colas del dormido dragón.

    Cuando estaba cortando una de las colas, ¡CLANG! Su espada golpeó algo muy duro. Con curiosidad, Susanoo abrió la cola y encontró en su interior una espada magnífica, brillante y poderosa. Era la legendaria espada Kusanagi no Tsurugi.

    Con el monstruo derrotado, la alegría volvió a la aldea. Susanoo transformó de nuevo el peine en la hermosa Kushinada. Tal como habían prometido, los ancianos permitieron que Susanoo se casara con ella.

    Susanoo y Kushinada construyeron un hogar y vivieron felices. Y la espada Kusanagi se convirtió en un tesoro muy importante, un símbolo de la valentía de Susanoo y de cómo, a veces, hasta el más travieso puede convertirse en un gran héroe.

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