• Nüwa crea a la humanidad

    Mitología china
    Cuando el mundo era todavía muy joven, tan joven que casi no había nada en él, vivía una diosa muy poderosa y amable llamada Nüwa.

    Nüwa miraba a su alrededor. Había montañas altas, ríos brillantes y flores de todos los colores. ¡Qué bonito era todo! Pero... algo faltaba. Estaba muy silencioso. No había nadie con quien hablar, ni con quien jugar.

    Un día, Nüwa se sintió un poquito sola. "Me gustaría tener compañía", pensó. Caminó hasta la orilla de un río y vio su cara reflejada en el agua clara. "¡Ya sé!", exclamó con una sonrisa. "¡Haré pequeñas figuras como yo!"

    Tomó un poco de barro amarillo de la orilla, suave y blandito. Con sus manos hábiles, empezó a modelar una pequeña personita. Le puso dos brazos, dos piernas, una cabeza... ¡igualita a ella, pero en chiquitito! Cuando terminó, sopló suavemente sobre la figura y ¡zas! La figurita cobró vida. Empezó a saltar y a reír, y gritó: "¡Mamá Nüwa!"

    Nüwa se puso muy contenta. ¡Qué divertido! Así que hizo otra, y otra más. Pronto tuvo un grupito de niños y niñas jugando a su alrededor, llenando el aire con sus risas.

    Pero hacerlos uno por uno llevaba mucho tiempo, y Nüwa quería llenar el mundo de gente más rápido. Era una diosa muy lista, así que pensó y pensó hasta que tuvo una idea genial. Agarró una liana larga que colgaba de un árbol, la metió en el barro espeso del río y luego ¡la sacudió con fuerza por el aire!

    ¡Splash, splash! Muchas gotitas de barro salieron volando por todas partes. Y cada gotita que caía al suelo, ¡se convertía en una personita! Estas eran un poquito diferentes a las primeras que había hecho con tanto cuidado, pero igual de alegres y juguetonas.

    Algunas personas fueron hechas con mucho cuidado, mano a mano por Nüwa. Otras nacieron de las gotitas que volaron de la liana. Pero todas eran sus hijas e hijos, y Nüwa las quería mucho a todas.

    Así, Nüwa llenó la Tierra de gente. El mundo ya no estaba silencioso. Ahora había risas, canciones y muchas historias que contar. Y Nüwa, la gran diosa, sonreía feliz al ver a todos sus pequeños humanos jugando y viviendo en el hermoso mundo que ella había ayudado a poblar.

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