• Nueve bueyes y un pelo

    Fábulas chinas
    En un palacio muy, muy grande, donde los techos brillaban como el sol, vivía un Emperador al que le encantaban las grandes ideas. Siempre estaba planeando algo nuevo y emocionante para su reino.

    Un día, el Emperador tuvo una idea ¡espectacular! Quería construir la torre más alta del mundo, tan alta que pudiera tocar las nubes. Llamó a su consejero más sabio, un hombre llamado Sima, que siempre pensaba mucho las cosas antes de hablar.

    El Emperador le contó su plan con mucho entusiasmo: "¡Sima! ¡Construiremos una torre hasta el cielo! ¡Será la maravilla de todas las maravillas!"

    Sima escuchó con atención, acariciándose la barba. Luego, con voz tranquila, dijo: "Majestad, es un plan muy ambicioso. Pero, ¿qué pasaría si, por alguna razón, perdemos algunos ladrillos durante la construcción? ¿O si una herramienta se rompe?"

    El Emperador frunció un poco el ceño. "Bueno, Sima, ¿unos pocos ladrillos? ¿Una herramienta? ¡Eso no sería un gran problema! Tenemos muchísimos ladrillos y herramientas."

    Sima sonrió con calma. "Exacto, Majestad. Imagínese nueve bueyes enormes y muy fuertes. Nueve bueyes grandes como pequeñas montañas, todos juntos."

    El Emperador asintió, curioso. "¿Y bien?"

    "Ahora," continuó Sima, "imagine que a uno de esos nueve bueyes se le cae un solo pelo. Un único y diminuto pelo de su lomo. ¿Cree usted que los nueve bueyes se darían cuenta? ¿Dejarían de ser fuertes por ese pelito? ¿Se detendría el trabajo que estuvieran haciendo?"

    El Emperador pensó un momento y luego se rio. "¡Claro que no, Sima! Un pelo es tan, tan pequeño comparado con nueve bueyes enteros. ¡Ni lo notarían!"

    Sima asintió. "Así es, Majestad. Si en su grandioso proyecto de la torre perdemos unos pocos ladrillos o se rompe una herramienta, eso sería como perder un solo pelo de esos nueve bueyes. Su imperio es tan vasto y sus recursos son tan grandes como esos nueve bueyes juntos. Una pérdida tan pequeña apenas se notaría y no afectaría en nada la grandeza de su plan."

    El Emperador, aunque al principio un poco sorprendido por la comparación, entendió lo que Sima quería decir. A veces, las cosas que parecen un problema de cerca, son muy pequeñas cuando se ven en el contexto de algo mucho más grande, como un solo pelo en la espalda de nueve bueyes.

    Y así, la gente empezó a usar la expresión "un pelo de nueve bueyes" para hablar de algo tan pequeño o insignificante que casi no cuenta cuando se compara con algo mucho, mucho más grande.

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