• Dar tres por la mañana y cuatro por la tarde

    Fábulas chinas
    En un lugar donde el sol siempre brillaba y los árboles eran altísimos, vivía un señor que cuidaba a un grupo de monos muy simpáticos y juguetones. A estos monos les encantaba comer castañas. ¡Mmm, castañas! Eran su comida favorita. El cuidador siempre se aseguraba de que tuvieran suficientes.

    Pero un día, el cuidador se dio cuenta de que las castañas empezaban a escasear. "Oh, no", pensó, "tengo que encontrar una manera de que las castañas duren más tiempo, pero sin que mis monitos se pongan tristes".

    Así que reunió a todos los monos y les dijo con una sonrisa: "Amigos monos, he pensado en algo. A partir de mañana, les daré tres castañas por la mañana y cuatro castañas por la tarde. ¿Qué les parece?"

    Los monos se miraron unos a otros. ¡Tres por la mañana! ¡Solo tres! Empezaron a chillar y a saltar. "¡No, no, no!", gritaban. "¡Tres son muy pocas para empezar el día! ¡Queremos más por la mañana!" Estaban bastante enfadados y no paraban de hacer ruido.

    El cuidador se rascó la cabeza, fingiendo estar muy preocupado, aunque por dentro sonreía un poquito. "Vaya, vaya", dijo. "Entiendo. No quieren tres por la mañana. Bueno, bueno, no se preocupen. Tengo otra idea. ¿Qué tal si les doy cuatro castañas por la mañana y tres por la tarde?"

    ¡Los monos abrieron los ojos como platos! ¡Cuatro por la mañana! ¡Eso sonaba mucho mejor! Empezaron a aplaudir y a dar saltos de alegría. "¡Sí, sí!", gritaban felices. "¡Cuatro por la mañana y tres por la tarde es perfecto! ¡Eres el mejor cuidador!"

    El cuidador sonrió. Los monitos estaban contentos, y él había logrado que las castañas se repartieran como necesitaba. Y así, todos los días, los monos recibían sus castañas, felices de tener cuatro por la mañana, sin darse cuenta de que la cantidad total era exactamente la misma.

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