• Zeus y la tortuga

    Fábulas de Esopo
    En el Olimpo, la casa de los dioses, había una gran fiesta. Zeus, el rey de todos los dioses, iba a celebrar una boda muy especial con la hermosa Hera. Invitó a todos los animales del mundo. ¡Qué emoción! Llegaron leones con sus melenas brillantes, pájaros con plumas de mil colores, y hasta los peces más rápidos del mar. Todos querían estar en la fiesta de Zeus.

    Pero, ¿saben quién faltaba? ¡La Tortuga! No apareció por ningún lado. Zeus, un poco extrañado, miró a su alrededor. "¿Dónde está la Tortuga?", preguntó a los demás animales, pero nadie sabía.

    Al día siguiente, Zeus, que no estaba muy contento porque la Tortuga se había perdido su gran celebración, fue a buscarla. La encontró en su pequeña y acogedora casa, descansando tranquilamente.

    Zeus le preguntó: "Tortuga, amiga mía, ¿por qué no viniste a mi fiesta? ¡Fue la mejor fiesta del Olimpo y todos te extrañamos!"

    La Tortuga bostezó un poquito y respondió con calma: "Ay, Zeus, es que mi casa es tan cómoda y calentita. Me gusta tanto estar aquí, es mi lugar favorito en todo el mundo. No quería salir."

    A Zeus no le hizo ninguna gracia esta respuesta. ¡Él había preparado una fiesta increíble! Frunció el ceño y su voz sonó como un trueno suave: "Ah, ¿con que amas tanto tu casa que no quisiste venir a mi fiesta?"

    "Pues si tanto te gusta tu casa," continuó Zeus, ahora sí un poco más fuerte, "¡la llevarás contigo a donde quiera que vayas!"

    Y ¡puf! Como por arte de magia, la casa de la Tortuga se pegó a su espalda.

    Desde ese día, la Tortuga lleva su casa a todas partes. Camina lento, sí, pero siempre tiene su hogar con ella. Y aunque su casa es muy bonita, quizás la Tortuga aprendió que a veces, solo a veces, es divertido salir de casa y celebrar con los amigos, ¡especialmente si la invitación viene del mismísimo Zeus!

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