El asno y su comprador
Fábulas de Esopo
En un mercado lleno de gente y animales, un señor buscaba un burro. Vio uno que parecía fuerte y trabajador.
"Quiero probarlo," le dijo al vendedor. "Si me gusta, lo compro."
"¡Claro que sí!" respondió el vendedor, frotándose las manos.
El señor llevó al burrito a su granja y lo soltó en el corral con sus otros burros.
El burrito nuevo miró a su alrededor. Había un burro que comía tranquilo, otro que descansaba a la sombra, y luego vio a uno que no hacía más que bostezar y buscar la comida más fácil. Era el burro más perezoso y comilón de todos.
Pues bien, el burrito nuevo fue derechito a juntarse con ese burro perezoso. Se pusieron uno al lado del otro, como si fueran amigos de toda la vida.
El señor, que observaba todo, frunció el ceño. "No necesito ver más," pensó.
Agarró la soga del burrito y lo llevó de regreso al vendedor.
El vendedor se extrañó. "¿Ya? ¿Qué pasó? ¿No le gustó?"
El señor respondió con calma: "No es que no me guste el burro en sí. Pero ya vi con quién prefiere estar. Si se hace amigo del más flojo, seguro que aprenderá sus malas mañas."
Y así, el señor se fue sin el burrito, porque entendió que los amigos que elegimos dicen mucho de cómo somos o cómo seremos.
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