La gallina de los huevos de oro
Fábulas de Esopo
En un pueblito no muy lejano, vivía un granjero llamado Tomás con su esposa, Elena. No eran ricos, pero tenían lo suficiente para vivir tranquilos en su pequeña granja. Un día, Tomás fue al corral a recoger los huevos como siempre, ¡y se llevó una sorpresa enorme! Una de sus ocas, una oca blanquita y un poco regordeta, había puesto un huevo ¡de oro puro y brillante!
Tomás no podía creer lo que veían sus ojos. Frotó el huevo, lo mordisqueó un poquito (¡con cuidado!) y sí, ¡era oro de verdad! Corrió a casa para enseñárselo a Elena. Ella también se quedó con la boca abierta.
Al día siguiente, la oca volvió a poner otro huevo de oro. ¡Y al otro día, otro más! Cada mañana, Tomás y Elena encontraban un reluciente huevo dorado en el nido. Poco a poco, empezaron a tener más dinero. Compraron comida más rica, ropa nueva y arreglaron su casita para que estuviera más bonita. Eran muy felices.
Pero Tomás empezó a pensar: "Si esta oca tiene tantos huevos de oro dentro, ¿por qué esperar a que ponga solo uno al día? ¡Si la abro, seguro que encontraré un tesoro enorme y seremos ricos de golpe!".
Elena le decía: "Tomás, no seas impaciente. La oca nos da un regalo maravilloso cada día. Cuidémosla".
Pero Tomás no podía quitarse la idea de la cabeza. Quería todo el oro ¡ya! Así que un día, sin escuchar a Elena, tomó a la oca. Con el corazón latiéndole fuerte por la emoción (y un poco de nervios), pensó en todo el oro que iba a encontrar.
Pero, ¡oh, sorpresa! Cuando miró dentro de la oca, no había ni rastro de huevos de oro. La oca era igual por dentro a cualquier otra oca. No había ningún tesoro escondido.
Tomás se quedó muy, muy triste. No solo no había encontrado más oro, sino que ahora se había quedado sin la oca que le daba un huevo de oro cada día. Por querer tenerlo todo de una vez, lo había perdido todo.
Y así, Tomás y Elena aprendieron que es mejor ser paciente y agradecer las cosas buenas que llegan poco a poco, en lugar de quererlo todo de golpe y arriesgarse a quedarse sin nada.
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