• El labrador y la serpiente

    Fábulas de Esopo
    En un día de invierno, cuando el viento soplaba haciendo ‘¡uuuuuh!’ y la nieve cubría los campos como una manta blanca, un campesino regresaba a su casita después de un largo día de trabajo. Tenía mucho frío y soñaba con una sopa caliente.

    De pronto, vio algo oscuro sobre la nieve. Se acercó con curiosidad y ¡sorpresa! Era una serpiente. Estaba tan fría, tan tiesa, que parecía un palito congelado. El campesino, que tenía un corazón bueno y amable, pensó: "¡Pobrecita criatura! Se va a morir aquí con este frío tan terrible".

    Así que, con mucho cuidado para no lastimarla ni que ella se asustara (aunque parecía que no podía moverse), la recogió. La serpiente estaba tan helada que ni siquiera siseó. El campesino la metió con cuidado debajo de su abrigo, cerquita de su pecho para darle calorcito, y apuró el paso hacia su hogar.

    Al llegar a su acogedora cabaña, encendió un buen fuego en la chimenea. Las llamas empezaron a bailar y a calentar la habitación. Con mucha delicadeza, el campesino puso a la serpiente en una manta suave cerca del fuego, pero no demasiado cerca para que no se quemara.

    Poco a poco, con el calor del fuego amigo, la serpiente empezó a despertar. Primero movió un poquito la cola, luego estiró su cuerpo y finalmente levantó la cabeza. ¡Estaba viva y se sentía mucho mejor gracias al campesino!

    El campesino sonrió, feliz de haberla ayudado. Se acercó para ver cómo estaba. Pero la serpiente, en cuanto se sintió fuerte y completamente despierta, olvidó toda la amabilidad que le habían mostrado. En lugar de dar las gracias (bueno, las serpientes no hablan, pero podría haberse quedado tranquila), levantó su cabeza, sacó su lengua fina y ¡zas! Le dio un mordisco rápido en la mano al buen campesino que la había salvado.

    "¡Ay!", gritó el campesino, más sorprendido y triste que adolorido. Miró la pequeña herida en su mano y luego a la serpiente, que ahora lo miraba con ojos fríos.

    El campesino aprendió ese día que, aunque uno tenga las mejores intenciones y sea muy bueno con algunos, hay criaturas que por su naturaleza son peligrosas y no cambian, por mucho bien que les hagas.

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