La espiga de trigo
Cuentos de los Hermanos Grimm
En una época muy, muy lejana, cuando el mundo era joven y lleno de maravillas, las cosas eran un poquito diferentes a como son ahora. ¿Saben qué? Las plantas de maíz, por ejemplo, ¡eran espectaculares! No como las de hoy que solo tienen granitos en la parte de arriba. ¡No, no! Antes, cada planta de maíz tenía granos dorados y jugosos desde el tallo hasta la mismísima punta. ¡Imagínense cuántos elotes deliciosos!
Un día, Dios caminaba por la Tierra, como a veces hacía para ver cómo le iba a la gente y a los animales. Los campos estaban llenos de este maíz abundante, y todos tenían suficiente para comer y estar contentos.
Pero sucedió algo. Una mamá estaba en el campo con su hijito pequeño. El niño, jugando y explorando, se ensució un poquito el pañal, ¡cosas que pasan! La mamá miró a su alrededor buscando algo con qué limpiarlo. Vio una hermosa espiga de maíz, llena de granos gorditos y amarillos. Sin pensarlo dos veces, arrancó la espiga y, ¡zas!, la usó para limpiar a su bebé.
Justo en ese momento, Dios pasaba por allí y vio lo que la mujer había hecho. Se sintió muy triste y un poco molesto. "Les he dado este alimento tan bueno, tan nutritivo," pensó Dios, "y lo usan para algo así, sin respeto por el regalo que es la comida."
Entonces, con voz seria, Dios dijo: "Ya que los humanos no valoran la abundancia que les doy, y usan el maíz de esta manera, de ahora en adelante, las plantas de maíz ya no tendrán granos en toda su extensión. ¡No darán ni un solo grano!"
¡Uy! La gente que estaba cerca y escuchó esto se asustó muchísimo. Se arrodillaron y empezaron a rogarle a Dios: "¡Oh, por favor, no nos quites el maíz! ¿Qué comeremos? ¡Tendremos hambre!" Lloraban y suplicaban, muy arrepentidos.
Dios, que en el fondo tiene un corazón bueno y compasivo, vio su angustia. Después de un momento, dijo: "Está bien. No quitaré todos los granos. Por la inocencia de los pajaritos, que no tienen la culpa y también necesitan comer, dejaré que las espigas tengan algunos granos, pero solo en la punta de arriba."
Y así fue. Desde ese día, las plantas de maíz solo tienen granos en la parte superior de la espiga. Es un pequeño recordatorio de que debemos agradecer y cuidar los alimentos y todos los regalos que nos da la naturaleza. Y si se fijan, los pajaritos todavía encuentran suficientes granitos para llenar sus pancitas.
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