• Los tres perezosos

    Cuentos de los Hermanos Grimm
    En un reino donde el sol siempre brillaba, vivía un rey un poco preocupado. Tenía tres hijos, tres príncipes que eran... bueno, digamos que no les gustaba mucho trabajar. De hecho, eran los muchachos más perezosos que jamás hubieras conocido.

    Un día, el rey pensó: "Necesito elegir a mi heredero. Pero, ¿a cuál de ellos? ¡Ya sé! Voy a darle mi reino al más perezoso de todos."

    Así que llamó a sus tres hijos.
    El primero, bostezando, dijo: "Padre, yo soy tan perezoso que si estuviera acostado para dormir y empezara a llover sobre mis ojos, no me movería ni un poquito. Dejaría que lloviera."

    El rey asintió, impresionado por tanta pereza.

    Luego habló el segundo hijo, estirándose con mucha, mucha calma: "¡Bah! Eso no es nada. Yo soy más perezoso. Si estuviera sentado junto al fuego calentándome los pies, y las llamas empezaran a quemarme los talones, preferiría que se me quemaran antes que mover las piernas para apartarlas."

    El rey abrió los ojos, ¡vaya nivel de pereza!

    Finalmente, le tocó el turno al tercer hijo. Él ni siquiera se había molestado en levantarse bien y habló casi sin abrir la boca: "Padre, escuchen esto. Si me fueran a colgar, y ya tuviera la soga al cuello, y alguien me diera un cuchillo bien afilado para cortar la soga y salvarme, preferiría que me colgaran antes que levantar la mano para tomar el cuchillo y cortar."

    Cuando el rey escuchó esto, se quedó pensando un momento y luego sonrió. "¡Tú ganas!", le dijo al tercer hijo. "Has demostrado ser el más perezoso de todos. ¡El reino es tuyo!"

    Y así, el príncipe más perezoso se convirtió en rey. Y todos en el reino se preguntaron si alguna vez se levantaría del trono para hacer algo.

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