• El matrimonio y las disputas de Zeus y Hera

    Mitología griega
    En la cima del Monte Olimpo, donde las nubes son como algodón de azúcar y el sol siempre brilla, vivían los dioses y diosas más importantes. El rey de todos ellos era Zeus, un dios fuerte con una barba larga y ¡un rayo en la mano! Y a su lado, estaba Hera, una diosa muy hermosa y elegante, ¡la reina de los dioses!

    Zeus quería mucho a Hera y deseaba que fuera su esposa. Pero Hera, que también era su hermana, no estaba muy segura al principio. Zeus era conocido por ser un poco travieso. Así que, un día, Zeus tuvo una idea astuta. Se transformó en un pajarito, un cuco, que parecía tener mucho frío y estar temblando bajo una tormenta que él mismo había provocado.

    Hera, al ver al pobre pajarito indefenso, sintió compasión. Lo tomó suavemente entre sus manos para calentarlo y protegerlo de la lluvia. ¡Y zas! En ese momento, el pajarito se convirtió de nuevo en el poderoso Zeus. Hera se sorprendió, pero también se rio un poco por la ocurrencia. Y así, después de esta pequeña travesura y muchas promesas de Zeus, Hera aceptó casarse con él. ¡Tuvieron una boda grandiosa en el Olimpo, con fiestas que duraron días!

    Pero ser rey y reina no siempre era fácil. Zeus era un rey poderoso, pero a veces... bueno, a veces le gustaba hacer travesuras y visitar a otras personas sin que Hera lo supiera. Se disfrazaba de toro, de cisne, ¡o incluso de lluvia dorada!

    Cuando Hera se enteraba de estas aventuras, ¡se ponía muy, muy celosa! Imagínense, ¡la reina de los dioses enfadada! No le gustaba nada que Zeus no le prestara toda su atención. A veces, su enfado era tan grande que causaba tormentas o hacía que las cosas se complicaran un poquito para aquellos que Zeus había visitado.

    Zeus y Hera discutían a menudo. Él decía: "¡Pero solo estaba siendo amigable!" Y Hera respondía: "¡Amigable de una forma que no me gusta nada, Zeus!" Sus discusiones a veces hacían temblar el Olimpo entero, y los demás dioses se escondían hasta que pasaba la tormenta.

    A pesar de sus discusiones, que a veces eran muy ruidosas, Zeus y Hera siempre seguían siendo el rey y la reina. Hera era la protectora del matrimonio, y aunque el suyo con Zeus tenía sus altibajos, como una montaña rusa, era el matrimonio más importante de todos en el Olimpo.

    Así que, aunque a veces se enfadaban mucho el uno con el otro, en el fondo, sabían que eran el uno para el otro, gobernando juntos el mundo de los dioses y los hombres, con mucho amor y, sí, ¡también con alguna que otra discusión divertida que hacía la vida en el Olimpo un poco más emocionante!

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