• El cuento de la tierra de Jauja

    Cuentos de los Hermanos Grimm
    Imagínate un mundo donde todo es delicioso y divertido. Un lugar llamado el País de Jauja, ¡donde los sueños más dulces se hacen realidad!

    En Jauja, los ríos no llevan agua, ¡sino leche dulce y a veces hasta chocolate caliente! Y si te da sed de otra cosa, ¡hay fuentes de limonada y jugo de naranja burbujeante! Las piedras en el camino son en realidad terrones de azúcar y caramelos de todos los sabores.

    Las montañas no son de roca, ¡sino de queso suave o de bizcocho esponjoso! Los árboles no dan hojas, sino galletas y pasteles que cuelgan de sus ramas. Si te acercas a un arbusto, podrías encontrar salchichas asadas listas para comer.

    Las casas están hechas de pan de jengibre, con techos de chocolate y ventanas de caramelo transparente. ¡Puedes morder un trocito de tu pared si te da hambre! Y no te preocupes, ¡vuelve a crecer al instante!

    Los animales también son especiales. Los cerditos asados corren por las calles con un cuchillito clavado en la espalda, gritando: "¡Cómeme, cómeme, estoy delicioso!". Los pollos vuelan ya cocinados y doraditos, y los peces fritos saltan del agua directamente a tu plato, ¡listos para ser devorados!

    En el País de Jauja, nadie tiene prisa. Si te tumbas debajo de un árbol, las frutas maduras caen directamente en tu boca. Si llueve, ¡no cae agua, sino rosquillas y bollos calentitos!

    Los abrigos, los pantalones y los zapatos crecen en los setos, ¡así que no hay que ir de compras! Y si te cansas de estar de pie, las camas con ruedas te llevan suavemente a donde quieras ir, ¡incluso mientras duermes!

    Pero, ¿cómo se llega a este país tan maravilloso? Bueno, dicen que hay una condición. Para entrar, tienes que comerte una montaña entera de gachas o de puré de patatas, ¡una montaña muy, muy alta! Solo los que tienen mucha hambre y son muy perseverantes pueden lograrlo.

    Una vez dentro, todo es descanso y alegría. Si alguien es muy, muy perezoso y le gusta dormir mucho, ¡le dan una moneda de oro por cada ronquido! Y si a alguien se le ocurre trabajar un poquito, ¡lo regañan! Así es Jauja, el país donde ser vago y disfrutar de la comida es lo mejor que puedes hacer.

    ¿No te gustaría visitar un lugar así? Quizás, si cierras los ojos muy fuerte y sueñas con las cosas más ricas y divertidas, ¡puedas encontrar el camino al increíble País de Jauja!

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