• Los cuatro hermanos ingeniosos

    Cuentos de los Hermanos Grimm
    En una casita rodeada de campos verdes, vivía un papá con sus cuatro hijos. El papá era bueno, pero no tenían mucho dinero. Un día, les dijo: "Hijos míos, es hora de que salgan al mundo y aprendan un oficio para que puedan cuidarse solos".

    Los cuatro hermanos se despidieron y cada uno tomó un camino diferente.

    El primer hermano encontró a un maestro ladrón, pero no uno malo, ¡sino uno muy astuto! Aprendió a tomar cosas tan suavemente que nadie se daba cuenta. Podía quitarle un huevo a un pájaro de su nido sin que el pájaro lo notara.

    El segundo hermano se fue con un sabio que miraba las estrellas. Aprendió a usar un telescopio especial y sus ojos se volvieron tan agudos que podía ver una hormiga caminando en una montaña lejana.

    El tercer hermano se convirtió en un cazador increíble. Tenía una puntería tan buena que podía acertarle a la pata de una mosca desde muy, muy lejos con su arco y flecha.

    Y el cuarto hermano aprendió a ser sastre con un maestro muy hábil. Podía coser cualquier cosa, ¡tan perfectamente que parecía nuevo! Si algo se rompía en mil pedazos, él lo dejaba como si nada hubiera pasado.

    Pasó el tiempo y los cuatro hermanos regresaron a casa. ¡El papá estaba muy feliz de verlos!

    Justo en esos días, ¡pasó algo terrible! Un dragón enorme y feroz raptó a la hermosa princesa del reino. El rey estaba muy triste y prometió darle la mano de su hija y la mitad de su reino a quien la rescatara.

    Los cuatro hermanos escucharon la noticia y dijeron: "¡Nosotros podemos ayudar!"

    El hermano astrónomo miró por su telescopio y exclamó: "¡La veo! El dragón la tiene en una roca alta, en medio del mar".

    Rápidamente, consiguieron un barco y navegaron hacia la roca.

    Cuando llegaron, el dragón dormía profundamente. "Es mi turno", susurró el hermano ladrón. Con mucho cuidado, sin hacer ni un ruido, se acercó y rescató a la princesa mientras el dragón roncaba.

    Pero justo cuando estaban escapando en el barco, ¡el dragón despertó! ¡Qué furia! Voló hacia ellos echando humo por la nariz.

    "¡Ahora yo!", gritó el hermano cazador. Apuntó con su arco y flecha y ¡zas! La flecha dio justo en el corazón del dragón.

    El dragón cayó al mar con un gran ¡PLOF! Pero al caer, golpeó el barco y lo rompió en pedacitos. Todos cayeron al agua.

    "¡No se preocupen!", dijo el hermano sastre. Sacó su aguja e hilo mágicos y, en un abrir y cerrar de ojos, ¡cosió todas las piezas del barco! Quedó como nuevo, y todos pudieron subir a bordo sanos y salvos.

    Así, los cuatro hermanos regresaron al palacio con la princesa. El rey estaba tan feliz que no sabía cómo agradecerles.

    "Pero, ¿quién de ustedes merece la recompensa?", preguntó el rey. "Todos fueron muy importantes".

    Los hermanos se miraron. El astrónomo la encontró, el ladrón la sacó, el cazador venció al dragón y el sastre los salvó a todos.

    El rey pensó un momento y sonrió. "Ya sé", dijo. "Como todos trabajaron juntos y cada uno fue esencial, ¡todos merecen una parte del reino!" Y así, les dio a cada uno una cuarta parte del reino, y vivieron felices, demostrando que trabajar en equipo es lo mejor.

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