El extraño pájaro de Fitcher
Cuentos de los Hermanos Grimm
En un rincón del mundo, donde los bosques eran espesos y los secretos profundos, vivía un mago un poco tramposo. No era un mago de los que sacan conejos de la chistera, ¡no! Este se disfrazaba de mendigo pobre para engañar a las muchachas bonitas.
Un día, llamó a la puerta de una casa donde vivían tres hermanas. La mayor, muy amable, abrió. ¡Zas! El mago la metió en un gran cesto que llevaba a la espalda y se la llevó a su castillo, que estaba escondido en lo más profundo del bosque.
En el castillo, todo era brillante y lujoso. El mago le dijo a la muchacha: "Aquí tienes todo lo que puedas desear. Te doy este manojo de llaves para todas las habitaciones, y este huevo. Puedes mirar todo, excepto una habitación. ¡Esa está prohibida! Y sobre todo, cuida muy bien este huevo, que no se te caiga ni se manche".
La muchacha prometió obedecer. Pero pasados unos días, la curiosidad le picó como un mosquito. "¿Qué habrá en esa habitación prohibida?", pensaba. Así que tomó la llave prohibida y, con el huevo en la mano, abrió la puerta. ¡Ay, qué espanto! En el centro de la habitación había una gran palangana llena de... bueno, de algo rojo y terrible. Del susto, el huevo se le resbaló de las manos y cayó dentro. Intentó limpiarlo, pero la mancha no salía.
Cuando el mago regresó y le pidió el huevo y las llaves, vio la mancha. "¡Me has desobedecido!", gritó furioso. Y, sin más, la empujó dentro de la habitación prohibida.
El mago tramposo volvió a disfrazarse y fue a por la segunda hermana. Le pasó exactamente lo mismo: la curiosidad la venció, el huevo se manchó y acabó en la habitación terrible.
Pero la tercera hermana era diferente. Era tan astuta como valiente. Cuando el mago se la llevó y le dio las llaves y el huevo, ella pensó: "Este mago esconde algo". Antes de explorar, guardó el huevo con mucho cuidado en un cajón. Luego, tomó la llave prohibida y abrió la puerta. ¡Allí vio a sus pobres hermanas! Sin perder tiempo, y con mucha maña, empezó a juntar las piezas de sus hermanas, y como por arte de magia, ¡volvieron a la vida, sanas y salvas! ¡Qué alegría! Las escondió rápidamente en un armario.
Cuando el mago volvió, le pidió el huevo. Ella se lo entregó, ¡limpio como una patena! El mago se alegró mucho y dijo: "Has pasado la prueba. ¡Serás mi esposa!".
"De acuerdo", dijo ella, "pero antes tienes que llevar un cesto lleno de oro a mis padres. Y es tan pesado que tendrás que llevarlo tú mismo, sin descansar. Y te estaré vigilando desde la ventana, ¡así que no te atrevas a pararte!".
El mago refunfuñó, pero aceptó. La muchacha preparó un cesto enorme y metió a sus dos hermanas dentro, cubriéndolas con mucho oro por encima. El mago, gruñendo por el peso, se echó el cesto a la espalda y partió. Cada vez que intentaba descansar un poco, una de las hermanas gritaba desde el cesto: "¡Te veo desde la ventana! ¡Sigue andando!". El mago, pensando que era su prometida, seguía su camino hasta llegar a casa de los padres y dejar el "oro".
Mientras tanto, la hermana lista preparó su propio escape. Se cubrió entera de miel y luego se revolcó en un montón de plumas hasta que pareció un pájaro rarísimo. Nadie la reconocería. Luego, empezó a preparar una fiesta de bodas, invitando a todos los amigos del mago, que eran otros hechiceros igual de tramposos.
Cuando el mago regresó, cansado, la vio. "¿De dónde vienes, Pájaro de Fitcher?", preguntó, porque así llamaban a ese pájaro extraño.
"Vengo del castillo del mago Fitcher", respondió ella con voz de pájaro.
"¿Y qué hace la novia?", preguntó él.
"Ha limpiado toda la casa y ahora está asomada a la ventana, esperando", dijo el pájaro.
El mago, contento, entró en el castillo con todos sus amigos hechiceros para la fiesta. Pero, ¡sorpresa! Los hermanos y parientes de las tres hermanas, que ya habían sido avisados, llegaron en ese momento. Cerraron todas las puertas del castillo con los magos dentro y le prendieron fuego.
Así, el mago tramposo y sus amigos tuvieron su merecido. Las tres hermanas recuperaron todos los tesoros del mago y vivieron felices y ricas para siempre, aprendiendo que la astucia y la unión familiar son más fuertes que cualquier truco de magia malvada.
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