• El gigante de fuego del fin del mundo

    Mitología nórdica
    En el reino de Muspelheim, un lugar hecho de chispas y llamas, vivía un gigante enorme llamado Surtur. Surtur no era un gigante cualquiera; ¡era un gigante de fuego! Tenía una espada que brillaba más que el sol, ¡una espada hecha de pura llama! Surtur esperaba pacientemente, porque sabía que un día llegaría su momento.

    Mientras tanto, en Asgard, el hogar de los dioses, vivían Odín, el rey sabio con un solo ojo, Thor, el fuerte dios del trueno con su martillo Mjölnir, y muchos otros dioses valientes y diosas hermosas. Ellos sabían, por antiguas profecías, que un día llegaría el Ragnarok, el fin del mundo como lo conocían. Y sabían que Surtur jugaría un papel muy importante.

    Primero, llegó un invierno terrible que duró tres años seguidos, sin verano entre ellos. ¡Brrr, qué frío! Luego, la tierra comenzó a temblar y las estrellas empezaron a caer del cielo. Heimdall, el guardián de Asgard, que tenía una vista increíble y un oído súper agudo, vio que los enemigos se acercaban. Sopló su cuerno Gjallarhorn con todas sus fuerzas. ¡Puuuuu! El sonido se escuchó por todos los nueve mundos. ¡Era la señal de que la batalla final había comenzado!

    Los dioses se prepararon. Odín se puso su casco dorado y montó su caballo de ocho patas, Sleipnir. Thor agarró fuerte su martillo. Pero no estaban solos. Loki, el dios travieso, que a veces ayudaba y a veces causaba problemas, esta vez decidió unirse a los gigantes y monstruos. ¡Qué lío! Con él venían el lobo gigante Fenrir, con la boca tan grande que podía tocar el cielo y la tierra, y la serpiente gigante Jörmungandr, que vivía en el mar y rodeaba todo el mundo.

    Y desde Muspelheim, llegó Surtur con su ejército de gigantes de fuego. Su espada de llamas iluminaba el camino, quemando todo a su paso. ¡El cielo parecía estar en llamas!

    La gran batalla tuvo lugar en un campo llamado Vigrid. ¡Fue una lucha épica! Thor luchó con la serpiente Jörmungandr. ¡PUM! ¡CRASH! Thor logró vencer a la serpiente, pero antes de caer, la serpiente lo envenenó con su aliento, y el valiente Thor también cayó.

    Odín se enfrentó al terrible lobo Fenrir. Luchó con toda su sabiduría y fuerza, pero el lobo era demasiado poderoso y Odín desapareció en sus fauces.

    Frey, un dios muy valiente, luchó contra Surtur. Frey había regalado su espada mágica tiempo atrás, así que luchó con lo que pudo, ¡incluso con una cornamenta de ciervo! Pero la espada de fuego de Surtur era imparable, y Frey también cayó.

    Finalmente, Surtur, el gigante de fuego, levantó su espada llameante bien alto. ¡ZAS! Lanzó fuego por todas partes, y el mundo entero se cubrió de llamas. Los árboles, las montañas, las casas de los dioses y de los hombres, todo ardió. Parecía que todo había terminado para siempre.

    Pero, ¿saben qué? Después de que el fuego se apagó y el humo se disipó, algo maravilloso sucedió. De las aguas profundas, una nueva tierra comenzó a surgir. Era verde y fresca, llena de vida nueva. Unos pocos dioses buenos habían sobrevivido, como los hijos de Odín y Thor. Y también, escondidos en un bosque que milagrosamente no se quemó, dos humanos, un hombre llamado Lif y una mujer llamada Lifthrasir, habían sobrevivido.

    Ellos salieron y vieron el nuevo mundo, listo para ser poblado de nuevo, con esperanza y nuevas aventuras por delante. Y así, aunque el viejo mundo terminó con el fuego de Surtur, también dio paso a un comienzo nuevo y brillante.

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