• Apolo y el Dios de la Luz y de las Artes

    Mitología romana
    En un tiempo en que el sol brillaba con una magia especial, vivía un dios muy talentoso llamado Apolo. Su papá era el gran Júpiter, el rey de todos los dioses, y su mamá era la hermosa Leto. Pero había una diosa un poquito celosa, Juno, a la que no le gustaba mucho Leto.

    Así que Leto tuvo que buscar un lugar muy especial para que nacieran sus bebés. ¡Y lo encontró! Una isla flotante llamada Delos. Allí, junto a su hermana gemela Diana, la diosa de la caza y la luna, nació Apolo, ¡radiante como el sol!

    Desde muy pequeño, Apolo fue súper valiente. Un día, se encontró con una serpiente gigante y un poco gruñona llamada Pitón, que asustaba a todos cerca de un lugar llamado Delfos. Pero Apolo, con su arco y flechas doradas, ¡zas!, la venció. Y en ese lugar, construyó un templo famoso donde la gente iba a escuchar sus sabios consejos, porque Apolo también podía ver un poquito el futuro.

    Apolo no solo era valiente, ¡era un artista! Le encantaba tocar un instrumento musical llamado lira. Su música era tan bonita que hacía bailar a los árboles y sonreír a las flores. También era el dios de la poesía, y le gustaba que la gente escribiera versos bonitos.

    Además, Apolo era el encargado de conducir el carro del sol por el cielo cada día. ¡Imagínate! Él traía la luz y el calor para que todos pudiéramos jugar y crecer. Con su luz, todo se veía más claro y alegre. También sabía curar a la gente cuando estaba enferma, usando hierbas y su conocimiento especial.

    A veces, como todos, Apolo podía ser un poquito orgulloso de lo bueno que era en todo, pero en el fondo, tenía un corazón de oro y siempre quería ayudar.

    Así que, cada vez que veas el sol brillar con fuerza o escuches una melodía que te haga feliz, recuerda a Apolo, el dios de la luz, la música, la poesía y todas las cosas bellas que nos alegran el día.

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