Marte y Ares
Mitología romana
¿Sabían que en el cielo, donde viven los dioses y las estrellas, a veces pasan cosas muy curiosas? Pues bien, allí vivía Venus, la diosa más hermosa de todas, ¡tan bonita que las flores se abrían más cuando ella pasaba! Venus estaba casada con Vulcano, el dios del fuego y de los herreros. Vulcano era muy trabajador y muy bueno haciendo cosas con metal, como espadas brillantes y joyas chispeantes, pero siempre estaba ocupado en su taller, ¡bang, bang, bang con su martillo!
Por otro lado, estaba Marte, el dios de la guerra. Marte era fuerte, valiente y siempre estaba listo para una aventura. A Venus le gustaba mucho la compañía de Marte, porque era divertido y le contaba historias emocionantes. Así que, a veces, cuando Vulcano estaba muy concentrado haciendo un nuevo escudo o un rayo para Júpiter, Venus y Marte se encontraban en secreto para charlar y reír. ¡Shhh, era su pequeño secreto!
Pero en el Olimpo, hay un dios que lo ve todo: ¡el Sol! Con sus rayos brillantes, el Sol ilumina cada rincón, y un día, vio a Venus y a Marte juntos, compartiendo sonrisas. El Sol, que era amigo de Vulcano, pensó: "Mmm, Vulcano debería saber esto". Así que fue volando y le contó a Vulcano lo que había visto.
Vulcano se puso un poco triste y también un poquito enfadado. Pero en lugar de gritar, tuvo una idea muy, muy astuta. Como era el mejor herrero, se puso a trabajar en su taller y fabricó una red increíble. No era una red cualquiera, ¡no! Era una red hecha de hilos de bronce finísimos, casi invisibles, pero tan fuertes que ni el dios más musculoso podría romperla.
Con mucho cuidado, Vulcano colocó su red mágica sobre el lugar donde Venus y Marte solían encontrarse. Luego, dijo en voz alta: "¡Oh, qué cansado estoy! Creo que me iré de viaje a una isla lejana para descansar un poco". ¡Pero era un truco! Se escondió cerquita para ver qué pasaba.
Venus, al oír que Vulcano se iba, pensó: "¡Qué bien! Podré ver a Marte". Y llamó a su amigo. Marte llegó enseguida, y justo cuando estaban charlando animadamente, ¡ZAS! La red invisible cayó sobre ellos, atrapándolos sin que pudieran moverse. ¡Estaban como dos pajaritos en una jaula!
Entonces, Vulcano salió de su escondite y llamó a todos los demás dioses del Olimpo: "¡Vengan, vengan todos! ¡Tengo algo muy curioso que mostrarles!".
Llegaron Júpiter, el rey de los dioses, Neptuno, el dios del mar, Mercurio, el mensajero veloz, y muchos más. Al ver a Venus y a Marte atrapados en la red, primero se sorprendieron mucho. Luego, algunos no pudieron evitar una pequeña risita, ¡era una escena bastante cómica!
Venus y Marte se pusieron colorados como tomates. ¡Qué vergüenza sentían! Estar allí, atrapados delante de todos los dioses, no era nada divertido para ellos.
Después de un rato, y de que todos vieran lo ingenioso que había sido Vulcano, este decidió que ya era suficiente. Con un gesto, deshizo la red y los liberó.
Venus y Marte aprendieron ese día que los secretos no siempre se guardan para siempre, y que a veces, las cosas más inesperadas pueden pasar. Y Vulcano, bueno, demostró que además de ser un gran trabajador, ¡también era muy listo!
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