• Anfión y Zeto construyen las murallas de Tebas

    Mitología griega
    En la soleada tierra de Grecia, hace tanto, tanto tiempo que ni los abuelos de tus abuelos lo recuerdan, vivían dos hermanos gemelos llamados Anfión y Zeto.

    Aunque eran gemelos, ¡eran tan diferentes como el día y la noche! Zeto era fuerte como un toro. Le encantaba cazar, levantar cosas pesadas y cuidar de las ovejas. Era un chico de acción, siempre moviéndose y haciendo cosas con sus manos.

    Anfión, en cambio, era más tranquilo. Amaba la música por encima de todo. Tenía una lira mágica, un instrumento parecido a una pequeña arpa, que le habían regalado los dioses. Cuando Anfión tocaba su lira, ¡hasta los pájaros se detenían en las ramas para escuchar su dulce melodía!

    Un día, después de muchas aventuras, los hermanos descubrieron que su madre, la reina Antíope, había sido tratada muy mal durante mucho tiempo por una reina cruel. ¡Se pusieron muy tristes y enfadados! Decidieron que tenían que ayudarla y castigar a los que la habían hecho sufrir. Con la fuerza de Zeto y la inteligencia de Anfión, rescataron a su mamá y se aseguraron de que la reina mala no pudiera hacerle más daño a nadie.

    Después de esto, los hermanos decidieron que querían construir una ciudad grande y fuerte, con murallas altas para proteger a todos sus habitantes. La llamarían Tebas.

    Zeto, con sus músculos poderosos, empezó a cargar piedras enormes. ¡Puf, puf! Sudaba y se esforzaba, moviendo una roca aquí y otra allá. Era un trabajo muy, muy duro, y aunque Zeto era muy fuerte, avanzaba lentamente.

    Anfión, mientras tanto, estaba sentado a un lado, con su lira en las manos. Zeto a veces lo miraba y pensaba: "¿Y mi hermano qué hace? ¡Yo aquí trabajando tanto y él solo mira!".

    Pero entonces, Anfión empezó a tocar su lira. Y ¡oh, maravilla! Las notas musicales flotaban en el aire como mariposas de colores. Y las piedras, ¡las mismísimas piedras pesadas que a Zeto tanto le costaba mover!, empezaron a temblar un poquito. Luego, como si tuvieran vida propia, comenzaron a levantarse del suelo y a moverse solas. ¡Bailaban al son de la música de Anfión! Se elevaban por el aire y se colocaban suavemente una encima de la otra, formando una muralla perfecta, ¡sin que nadie las empujara!

    Zeto no podía creer lo que veía. ¡Su hermano, con su música, estaba construyendo la muralla más rápido que él con toda su fuerza! Las piedras seguían la melodía de la lira como si fueran ovejitas siguiendo a su pastor.

    Así, mientras Zeto colocaba algunas piedras con su gran esfuerzo físico, Anfión hacía que la mayoría de ellas volaran a su sitio con su hermosa melodía. Juntos, el hermano fuerte y el hermano músico, construyeron las famosas siete puertas y las altas murallas de la ciudad de Tebas.

    Y así fue como Anfión y Zeto demostraron que hay muchas maneras de ser fuerte y útil. Uno con la fuerza de sus brazos y el otro con la magia de su arte, hicieron de Tebas una ciudad segura y legendaria.

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