• Zeus y la serpiente

    Fábulas de Esopo
    ¡Qué emoción en el Olimpo! Zeus, el jefe de todos los dioses, ¡iba a casarse con la hermosa diosa Hera! Habría una fiesta enorme, y Zeus pidió que todos los animales del mundo le trajeran un regalo.

    Llegaron animales de todas partes. El león trajo una piel suave y calentita. El pájaro cantó la canción más dulce que jamás se había oído. La ardilla ofreció la nuez más grande y sabrosa que encontró. Todos estaban muy contentos de celebrar con Zeus.

    De repente, deslizándose sigilosamente entre los demás, llegó una serpiente. En su boca llevaba una rosa roja, ¡era realmente preciosa! La serpiente se acercó despacito a Zeus para ofrecerle su flor.

    Zeus la miró con atención. Sabía que las serpientes, aunque algunas son tranquilas, otras pueden ser un poco... ¡peligrosas con su mordisco! Y pensó para sus adentros: "Mmm, una rosa de una serpiente... no me fío del todo".

    Entonces, Zeus, con voz firme pero amable, le dijo a la serpiente: "Amiga serpiente, tu rosa es muy bella, de verdad. Pero un regalo que viene de una boca que también puede hacer daño, no lo puedo aceptar con la misma alegría que los demás. Prefiero que te la quedes tú".

    La serpiente se sintió un poco triste, pero entendió. Y así, todos en la fiesta aprendieron algo importante: no solo cuenta lo bonito que sea un regalo, sino también quién te lo da y con qué intención lo hace.

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